Uno no elige estudiar un grado u otro pensando únicamente en la ciudad en la que se imparte, pero desde luego esa es una de las variables que te planteas a la hora de decantarte por una universidad cuando tienes diferentes opciones.  Al final sabes que estarás cuatros años de tu vida en ese lugar y es importante que te sientas a gusto.  Además, no puedes olvidar que, generalmente, los cambios de residencia y los desplazamientos a otras ciudades suponen un coste adicional para las personas que sufragan tus estudios. Por lo tanto, es importante que estés convencido.

Ayer veía que la Universidad Europea del Atlántico (UNEATLANTICO) publicaba en Facebook que algunos de sus alumnos aprovechaban sus horas libres para practicar surf. No es una actividad que ofrezca la Universidad ni tiene nada que ver con ella, pero al leerlo pensé en el valor añadido que tiene estudiar una carrera en una ciudad como Santander. Como todas las cosas, depende de tus gustos y de tus prioridades, pero simplemente me hizo reflexionar sobre lo que supone para mi vivir en una ciudad de tamaño medio, con un buen nivel de vida y con la posibilidad de practicar deporte al aire libre.

A mí, por ejemplo, no me gusta especialmente el surf (aunque me gustaría probarlo algún día) pero me encanta jugar a las palas, montar en bici, la playa y el esquí. No pretendo hacer de este post una especie de oda a la tierruca, pero la verdad es que estudiar en Santander, y en mi caso en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria, me permite disfrutar de muchas cosas a las que no tendría acceso en ciudades más grandes o con mayor tradición universitaria.